FORMAMOS PROFESIONALES DE LA SEGURIDAD, NO LUCHADORES NI MATONES.
Parece haberse instalado en
nuestra sociedad la tendencia a organizar y celebrar cursos, jornadas,
certámenes y otros eventos sobre una materia tan específica como la Defensa
Personal Policial. Tengo que decir que me descorazona, como profesor titulado
en la materia y como miembro de las FFCCSS, observar la ligereza con la que se
tratan temas tan complejos y especializados como el de la enseñanza de un
sistema marcial destinado al uso de la fuerza de manos de Policías y demás
profesionales de la seguridad, pública y privada.
El uso de las tácticas y técnicas
de Defensa Personal Policial por parte de estos colectivos requiere de un
delicado equilibrio entre el respeto de los derechos y libertades fundamentales
de las personas, por un lado y, el uso de la fuerza por el otro.
Ejemplo de uso extremadamente peligroso de un bastón policial.
¿Puede garantizar este equilibrio
cualquier artista marcial, profesor o instructor? La respuesta coherente es que
no. Los grados, los terceros dan, quinto dan y demás, no acreditan por sí solos
para enseñar a un Policía cómo debe usar la fuerza y en qué casos, cómo debe
usar sus grilletes, la manera de proceder a un cacheo o el modo de
entrevistarse con un ciudadano. Nada saben de estas cuestiones pues carecen de
experiencia personal y profesional en la materia. Reconocemos su titulación en
el campo allí donde se han formado pero justo es que se abstengan de entregarse
a estas enseñanzas.
No basta con relacionar el uso de
la fuerza policial con el uso de la fuerza que se practica y se transmite en
las artes marciales tradicionales. Esa es una relación engañosa. Usted no
resulta adecuado para enseñar (a un policía) por muy bien que sepa desprenderse
de un agarre a su brazo con el sistema marcial que ha estudiado durante años,
por muy rápidas o potentes que sean sus patadas, por muy rápido que sea para
desviar un ataque. Y no lo es porque la labor policial es una actividad
verdaderamente compleja que interactúa con diferentes disciplinas y el policía
es portador de un armamento y herramientas para las que usted no se halla
preparado, ni legitimado a usar. Un policía no es una máquina de dar tortas o
patadas , es, o debe ser, un profesional de la seguridad, especializado en
tratar con el conflicto. Mediador, resolutivo, dotado de una alta iniciativa
para desplegar tácticas en medio de situaciones violentas o agresivas. Flexible
ante los giros de situación. Un policía debe controlar, inhumanamente, sus
emociones. A él no le está permitido “por una ley humana” comportarse de acuerdo
con una “ley natural”, como cualquier ser humano al que le pueden vencer, con
razón, sus emociones y su sistema fisiológico y psicológico. El policía debe
afrontar la titánica tarea (si es posible tal aventura), de obviar la natural
respuesta fisiológica en la que su cerebro le envuelve como resultado de
encontrarse dentro de una situación altamente estresante. En estas condiciones
no está usted mínimamente preparado para recomendar nada a un policía.
La labor policial es un pilar
básico de la democracia, según reconoce la Organización de Naciones Unidas, y
en virtud de tal condición, los miembros de estos cuerpos tienen una gran
responsabilidad. La legislación de nuestro estado prohíbe dañar a las personas,
la prohibición de matar es casi absoluta pero, llegado el caso, un agente de
policía puede encontrarse legitimado para utilizar su arma de fuego, su defensa
reglamentaria, sus recursos. ¿De verdad que usted se siente capacitado para
esta responsabilidad? Determinar qué casos exigen del uso de la fuerza y en qué
medida e intensidad, es una cuestión de difícil respuesta, requiere del caso
particular en cuestión, del número de personas involucradas, de un contexto, de
las capacidades cognoscitivas de los agentes y otros aspectos verdaderamente
complejos.
Si es usted honesto con sus
alumnos como maestro de un particular arte marcial o sistema deportivo de
contacto, si en su vida marcial ha desarrollado su ser interior, ha explorado
su propia personalidad y el mundo que le rodea, entonces, tendrá que reconocer
que es de justicia lo que expongo, que lo elegante y virtuoso es dar un paso
atrás y dejar que otros, específicamente preparados en estas múltiples tareas,
la lleven a cabo para el bien de la sociedad.
Pero, por otro lado, los
profesionales de la seguridad tienen también la responsabilidad de no buscar
allí donde nada encontrarán. No deben dejarse influir por los sistemas que
surgen como modas (y setas). Quizás, de principio, no sepan si lo adecuado será
estudiar tal o cual sistema, pero han de tener la suficiente lucidez como para
comprender que el uso de la fuerza policial requiere de unos límites prácticos,
que no basta la etiqueta de cualquier arte marcial con tal de aprender a
defenderse. Lo que la sociedad demanda de nosotros es un Uso Progresivo y
Diferenciado de la Fuerza, no un uso de la fuerza bruta sin más. Es un uso
intelectual de la fuerza pues esta no podrá encontrarse desligada de un previo
análisis de la situación y valoración del conjunto, de las consecuencias que
para las partes tendrá en el mundo del derecho.
Es a estas personas que han
dedicado su tiempo a la formación policial, a perfeccionarse en esta
disciplina, a quienes recomiendo que acudan.
En Hakuun Dojo Huelva, nos
tomamos muy en serio todas estas preocupaciones porque cuando acudes a
nosotros: tu seguridad es cosa nuestra. Y esa, es una gran responsabilidad.
No lo duden, pues también es
verdad que ¡vuestra seguridad es nuestra seguridad! (como ciudadanos).