3 de diciembre de 2016

¿QUIÉNES NOS ESTÁN FORMANDO?



FORMAMOS PROFESIONALES DE LA SEGURIDAD, NO LUCHADORES NI MATONES.
Parece haberse instalado en nuestra sociedad la tendencia a organizar y celebrar cursos, jornadas, certámenes y otros eventos sobre una materia tan específica como la Defensa Personal Policial. Tengo que decir que me descorazona, como profesor titulado en la materia y como miembro de las FFCCSS, observar la ligereza con la que se tratan temas tan complejos y especializados como el de la enseñanza de un sistema marcial destinado al uso de la fuerza de manos de Policías y demás profesionales de la seguridad, pública y privada.
El uso de las tácticas y técnicas de Defensa Personal Policial por parte de estos colectivos requiere de un delicado equilibrio entre el respeto de los derechos y libertades fundamentales de las personas, por un lado y, el uso de la fuerza por el otro.
Ejemplo de uso extremadamente peligroso de un bastón policial.
 
¿Puede garantizar este equilibrio cualquier artista marcial, profesor o instructor? La respuesta coherente es que no. Los grados, los terceros dan, quinto dan y demás, no acreditan por sí solos para enseñar a un Policía cómo debe usar la fuerza y en qué casos, cómo debe usar sus grilletes, la manera de proceder a un cacheo o el modo de entrevistarse con un ciudadano. Nada saben de estas cuestiones pues carecen de experiencia personal y profesional en la materia. Reconocemos su titulación en el campo allí donde se han formado pero justo es que se abstengan de entregarse a estas enseñanzas. 
 
No basta con relacionar el uso de la fuerza policial con el uso de la fuerza que se practica y se transmite en las artes marciales tradicionales. Esa es una relación engañosa. Usted no resulta adecuado para enseñar (a un policía) por muy bien que sepa desprenderse de un agarre a su brazo con el sistema marcial que ha estudiado durante años, por muy rápidas o potentes que sean sus patadas, por muy rápido que sea para desviar un ataque. Y no lo es porque la labor policial es una actividad verdaderamente compleja que interactúa con diferentes disciplinas y el policía es portador de un armamento y herramientas para las que usted no se halla preparado, ni legitimado a usar. Un policía no es una máquina de dar tortas o patadas , es, o debe ser, un profesional de la seguridad, especializado en tratar con el conflicto. Mediador, resolutivo, dotado de una alta iniciativa para desplegar tácticas en medio de situaciones violentas o agresivas. Flexible ante los giros de situación. Un policía debe controlar, inhumanamente, sus emociones. A él no le está permitido “por una ley humana” comportarse de acuerdo con una “ley natural”, como cualquier ser humano al que le pueden vencer, con razón, sus emociones y su sistema fisiológico y psicológico. El policía debe afrontar la titánica tarea (si es posible tal aventura), de obviar la natural respuesta fisiológica en la que su cerebro le envuelve como resultado de encontrarse dentro de una situación altamente estresante. En estas condiciones no está usted mínimamente preparado para recomendar nada a un policía. 
 
La labor policial es un pilar básico de la democracia, según reconoce la Organización de Naciones Unidas, y en virtud de tal condición, los miembros de estos cuerpos tienen una gran responsabilidad. La legislación de nuestro estado prohíbe dañar a las personas, la prohibición de matar es casi absoluta pero, llegado el caso, un agente de policía puede encontrarse legitimado para utilizar su arma de fuego, su defensa reglamentaria, sus recursos. ¿De verdad que usted se siente capacitado para esta responsabilidad? Determinar qué casos exigen del uso de la fuerza y en qué medida e intensidad, es una cuestión de difícil respuesta, requiere del caso particular en cuestión, del número de personas involucradas, de un contexto, de las capacidades cognoscitivas de los agentes y otros aspectos verdaderamente complejos.
Si es usted honesto con sus alumnos como maestro de un particular arte marcial o sistema deportivo de contacto, si en su vida marcial ha desarrollado su ser interior, ha explorado su propia personalidad y el mundo que le rodea, entonces, tendrá que reconocer que es de justicia lo que expongo, que lo elegante y virtuoso es dar un paso atrás y dejar que otros, específicamente preparados en estas múltiples tareas, la lleven a cabo para el bien de la sociedad.
Pero, por otro lado, los profesionales de la seguridad tienen también la responsabilidad de no buscar allí donde nada encontrarán. No deben dejarse influir por los sistemas que surgen como modas (y setas). Quizás, de principio, no sepan si lo adecuado será estudiar tal o cual sistema, pero han de tener la suficiente lucidez como para comprender que el uso de la fuerza policial requiere de unos límites prácticos, que no basta la etiqueta de cualquier arte marcial con tal de aprender a defenderse. Lo que la sociedad demanda de nosotros es un Uso Progresivo y Diferenciado de la Fuerza, no un uso de la fuerza bruta sin más. Es un uso intelectual de la fuerza pues esta no podrá encontrarse desligada de un previo análisis de la situación y valoración del conjunto, de las consecuencias que para las partes tendrá en el mundo del derecho.
Es a estas personas que han dedicado su tiempo a la formación policial, a perfeccionarse en esta disciplina, a quienes recomiendo que acudan.
En Hakuun Dojo Huelva, nos tomamos muy en serio todas estas preocupaciones porque cuando acudes a nosotros: tu seguridad es cosa nuestra. Y esa, es una gran responsabilidad.
No lo duden, pues también es verdad que ¡vuestra seguridad es nuestra seguridad! (como ciudadanos).